¿ PITCH BLACK II o
RIDDICK I ?
Propuestas como la
saga de Riddick funcionan mejor por concentración que por expansión. Es la
diferencia entre el filme inicial y su continuación cronológica. Los elementos
conceptuales que encandilaron en la primera entrega- la recreación visual del miedo atávico a la
oscuridad y las criaturas letales, una especie de marabunta de diseño- , junto
con la presentación de un personaje de hechuras ambíguas definido más por lo
que se calla que por lo que expresa , desaparecen en la soap opera con ínfulas de blockbuster
en que se convirtió su continuación.
En esta nueva entrega el
guionista-cineasta David Twohy parece haber tomado nota del escoramiento de la
saga y recupera el tono visual minimalista del filme original, intentando
además conjugar las secuencias de acción con una atmósfera de suspense prestada
de otros géneros solubles ,y a la que sacaron tan buen partido en su guión los
hermanos Wheat.
La voice over de Riddick , que ya desde el
prólogo pone ese contrapunto irónico que refuerza el carácter cínico de quien se
ríe de su suerte (que mucho han aprovechado otros action-man como McClane- alias "Jungla de Cristal") , marca el giro de intención de esta nueva
propuesta : "Digamos que había
cometido el error de civilizarme : tenía que recuperar mi naturaleza
animal"
Cronológicamente esta
entrega ocurre en un tiempo posterior al mostrado en Las Crónicas de Riddick (The Chronicles of Riddick, 2004) como
muestra ese flash-back inicial a modo de eslabón narrativo que nos deja en el
punto de partida de este nuevo relato , inicio que sirve sobre todo como
declaración de intenciones al abandonar a
su suerte el universo necrófero y sus barroquismos . Twohy tiene claro cuál es
el referente que le interesa seguir, y es Eclipse
Mortal (Pitch Black, 2000).
Y aquí empiezan las
dudas sobre si bajo la estética y estructura no se esconde en realidad una paráfrasis del filme original.
Parece que estamos
ante el mismo esquema: paisaje ignoto y hostil teñido de una especial luminosidad
, aparición de un nuevo bestiario local –
una hibridación de velociraptor y escorpión en este caso - y de nuevo, reducción de los personajes a un mínimo
grupo en conflicto.
Estar exento de la
exigencia de arquitecturas urbanas digitales o de cacharrería de diseño en esta película podrían
ayudar a financiar nuevas sendas creativas; sin embargo el cineasta no parece escatimar
gastos en la plausible elaboración digital de los monstruos como puede verse en
los primeros veinte minutos en los que la bestia digitalizada pone a prueba el instinto animal del furyano.
La mayoría de la
comunidad cinéfila y crítica coincide en señalar que esta parte es la más sustanciosa,
un fragmento de "survival movie"
con una intensidad que , por desgracia, no se recupera hasta la llegada de la
escena final .
Twohy ha querido aquí
invertir el proceso de su primer filme mostrando en acción a la bestia al
principio de la película en vez de dosificar su aparición sugiriendo gradualmente
los efectos de su hostilidad. En todo caso, la llegada del grupo mercenario al
secarral que define el planeta desconocido, supone un cambio de ritmo en el
relato que despilfarra esa intensidad inicial.
A diferencia del casting
del filme original en Riddick (ídem,
2013) ya no hay un grupo civil de supervivientes sino dos grupos de
cazarecompensas. Y este doble equipo de mercenarios, el de Santana (Jordi
Molla) y el de Josh (Matt Nable), sirven de pretexto para el enfrentamiento de contrarios: el anárquico
grupo de Santana contra la disciplina marcial del capitaneado por Jefe Josh.
Incluso puede que alguien vea un apunte racista vía tópico , o puede ser casual
que el equipo más insubordinado esté formado por latinos (Díaz, Luna, Santana, Vargas).
"Father"Josh ( Matt Nable ) |
Este grupo de coro-
con excepción, por razones diegéticas, de Josh- integra en su mayoría
arquetipos con un recorrido previsible por mucho que puedan agradar a nuestras expectativas. Por ejemplo el
personaje de Dahl que comparte genética con Sonja,
la guerrera (Red Sonja,1985) , con Lara
Croft: Tomb Raider (ídem,2003), con la Selene de Underworld (ídem, 2003) o con la Mallory Kane de Indomable (Haywire, 2011) es la misma action-woman autosuficiente (de acuerdo,
con un punto levemente paródico) pero cuya testosterona no impide que
finalmente sucumba al hormonado antihéroe . O por ejemplo el patético Santana
que por su afición al exterminio y al
desastre recibe su merecido como mandan
los cánones ; lo que nos lleva a pensar
en la existencia de esquemas recurrentes.
¿Pero he dicho
fórmula?
Bueno, la cuestión
esencial estriba en valorar si Riddick
consigue avanzar en la creación de mundos y personajes o no pasa de ser una
reedición tuneada del original.
Veamos algunos
paralelismos :
El aterrizaje (forzoso)
en el planeta de los tres soles se convierte aquí en un abandono (forzoso) por
parte de los necróferos que aparecen tan solo como refresco para la memoria del
espectador.
Las criaturas que en
Pitch Black habitan la oscuridad de los nidos-chimenea se transforman aquí en
criaturas anfibias que viven en insólitas charcas.
Desde el guión vuelve
a jugarse la baza de "la mala
fortuna siempre puede empeorar" : mientras Riddik sobrevive al acoso de
los mercenarios, éstos deben llegar a una alianza con su presa para hacer
frente a una hostilidad mayor .
Ocurre hacia la mitad
del metraje , tras el giro que preludia
la advertencia del " ahí fuera hay algo
peor que yo a lo que debéis temer: algo salvaje y letal": ¿nos suena
de algo?.
La oscuridad por el
eclipse de cada veintidós años ahora es sustituida por una tormenta que allana
el terreno a las criaturas confinadas en las charcas, de modo que una amenaza
(ausencia de luz) se canjea por otra (presencia de tormenta) con los mismos
efectos: servir de teloneras de las criaturas asesinas.
Y aún más, en esta reiteración
de recursos argumentales algo se pierde por el camino:
En primer lugar, la
dialéctica luz (seguridad) / oscuridad (amenaza) presentada en su aspecto
visceral y no metafórico no encuentra en la salvaje tormenta un digno
equivalente a no ser que ésta alcanzase el nivel de diluvio universal.
En segundo lugar, la ambigüedad
provocada por la presentación de Riddick - ¿es un depredador o un
superviviente?- jugaba una baza por efecto sorpresa que aquí ya se encuentra
amortizada.
Esa ausencia de efecto
sorpresa exige al personaje moverse por otros parámetros que no se vislumbran ,
con lo que no hay nuevos matices que añadir al personaje.
Eso sí, vuelven a
exhibirse los atributos del antihéroe:
sangre fría, rapidez, cinismo, recelo frente a los humanos, carácter solitario…
pero sin añadir nada que enriquezca ese perfil.
Por otra parte, el
grupo de supervivientes que interactuaba con el reo en el primer filme se
sustituye aquí no por uno sino dos grupos de mercenarios de cualidades
antagónicas que reducen la interacción de Riddick con el grupo humano e incluso
lo hacen desaparecer de foco durante un buen tramo. Pero además esta reducción
protagónica del personaje estelar en el guión, es cubierta por un sumatorio de
escenas en las que se juega con otras texturas genéricas.
Esa mezcolanza
genérica instalada en la parte central del filme consigue distraer el tono que
más rentabiliza la saga: el del suspense que se alimenta de los horrores
ocultos en los confines del espacio.
Santana (Jordi Molla) |
En relación con la
utillería y gadgets empleados en este tipo de cine, decir que la tecnología tiene
una presencia ocasional y subalterna, no estructural a diferencia de otros
filmes inscritos en un género tan heterogéneo como la sci-fi (desde una serie A como Transformers (ídem, 2007) hasta la serie B de luxe como Los siete magníficos del espacio (Battle beyond the stars, 1980)
donde sí está omnipresente.
En Riddick vuelve a
replegarse a un segundo plano, actuando más como telón de fondo debido a que lo
que interesa es conseguir un tono más acorde con el suspense o el horror que con
la aventura épica espacial o las distopías trufadas de urbanismos fantásticos;
o sea, buscar más lo atmosférico que lo decorativo o descriptivo.
LA EVOLUCIÓN DEL
PERSONAJE
Riddick es básicamente
un personaje originario de la aventura (género de amplios y difusos márgenes)
que es trasplantado a los mundos que recrea la ciencia-ficción.
Provisto, por tanto,
de cualidades extraordinarias como las que fascinaban en los héroes
mitológicos; y de destrezas fuera de lo
común que apelan al inconsciente colectivo.
Pertenece a una
estirpe que se beneficia de una intensa identificación emocional por parte del
público: los antihéroes que, a diferencia de los héroes por genética (como el
joven Skywalker de Tatooine) no están
llamados a seguir ninguna empresa gloriosa sino que, como Conan el cimmerio,
son arrastrados a ellas por los avatares de la casualidad.
Riddick recupera la
quintaesencia del personaje superviviente, luchando aquí por partida doble, con
un medio hostil y con depredadores
humanos. Se inscribe pues en la nómina de personajes de cine que han mostrado
sus habilidades para sobrevivir convertidos en héroes a su pesar, o mejor en
antihéroes, como Jeremiah Jhonson (ídem,1972), el Burt Reynolds de Deliverance
(ídem, 1972) , la Allison (Melissa
George) de Un buen lugar para morir (A lonely place to die ,2011) o el John
Otway (Liam Neeson) de Infierno Blanco (The Grey, 2012), añadiendo unas gotas
de la indolencia de Robocop y de la irreverencia de McClane (esa risa retadora e
inoportuna mientras la nave refugio está siendo cercada por una marabunta de
criaturas).
Esta entrega nos
devuelve al Riddick más irreverente (su
enervante pasividad en situaciones de peligro o el extemporáneo cálculo de probabilidades de
sobrevivir ante una amenaza cierta) y recurre nuevamente a la presencia del fuera
de campo para acentuar el rasgo "fantasmático"
del personaje .
Sus apariciones en
escena se dosifican para acentuar esa "habilidad felina" que invierte
la dualidad cazador-presa (cuando arrastra
fuera del círculo de luz defensivo hacia la oscuridad a un mercenario, casi en un
fundido a negro), pero la alterna con otra habilidad de mago circense (la impresión
de ubicuidad; la arrogante cercanía cuando todos le creen lejos.) Y ese juego
de apariciones/desapariciones como elemento definidor es en este caso una
recurrencia positiva.
… Sin embargo esta
nueva entrega carece de avances sustanciales. Riddick sigue exhibiendo su
recelo hacia el género humano aunque, como en las dos películas que la preceden, al
final se convierta en líder a su pesar. Sólo el "dingo" digital,
entrañable escudero y compañero de viaje, hace que asome cierto sentido de la
amistad, sugiriendo que de tanto recorrer metros de película, la soledad
empieza a pesar sobre los hombros del furyano.
EN RESUMEN
El séptimo arte ya ha
recorrido lo suficiente como para que, a semejanza de la literatura, disponga
de estándares visuales, narrativos y conceptuales. Podría decirse que a nivel conceptual,
deliberadamente o no , el tándem "Pitch Black- Riddick" es deudor de
la tradición "Alien" que de un modo brillante combinó recursos del
género slasher, del suspense y de la
sci-fi; pero un tándem con vocación de desmarcarse como producto de calidad de las decenas de filmes exploitation que sobre el terror
espacial han servido de carne de videoclub.
Riddik y su "animal de compañía". |
Lo mejor de la saga (extirpada
la segunda entrega por coherencia) es su falta de pretensiones , su vocación de producto lúdico que no incurre
en alardes pero se toma en serio y que
valoriza más lo atmosférico que
la acción por saturación. Y a esto contribuye en gran medida la optimización visual
de los efectos digitales y una acertado diseño de escenarios y criaturas .
… pero no siendo un
guión tan pretencioso como su precedente, el filme peca de acomodaticio, de
manejar recursos atractivos y de probada eficacia aún sin ser capaz de subvertirlos
o trascenderlos.
Coincido con Jordi
Pardo (ZN cine) en que David Twohy deja en stand
by la historia del personaje que a todos nos interesaría ver, sin
profundizar en el mito, centrándose tan solo en reeditar lo que se ha visto en
Pitch Black.
En cuanto al hiperacelerado
clímax, lo único que permite que no se desmorone es la verosimilitud que a ese
desenlace otorga el personaje de Jefe Josh, que más que una cabeza a precio
busca respuestas; el único personaje- como se ha dicho- que se aleja del trazo plano y de la
caricatura.
Destacar a Juan Carlos Gustems , doblador de actores como
Wesley Snipes o Stallone, además de Vin Diesel, voz que se lleva el cuarenta por ciento del mérito.
No olvidemos que su
voz slow y grave hace más por el
personaje que sus proezas físicas, que Riddick debe más a la habilidad del guión que al genio
interpretativo (al menos hasta la fecha).
Mencionar también la
partitura de Graeme Revell, el compositor neozelandés que ya antes había
orquestado filmes fantásticos como The
Crow (ídem, 1994), Daredevil (ídem, 2003) o la mencionada
Tomb Raider.
Confiemos en que Towhy
vuelva sobre el personaje manteniendo esa tonalidad genérica , siga concentrado
en pequeños grupos de personajes y se ocupe de expandir el mundo interior del furyano y no el
exterior, a través de historias que hagan avanzar al personaje por esos mundos
remotos y completen el puzzle del universo Riddick aún por escribir.
Un buen reto para el
director sería filmar las causas que han llevado a Riddick a su condición de
proscrito, sin necesidad de hacer una precuela; o inventarse puntos vulnerables
(¿psicoafectivos?) que pongan a prueba
su frialdad y su tendencia a no quedarse en ninguna lugar.
Riddick regresa con
eficacia a la estética y contención del original pero quedándose a vivir en el
limbo de las expectativas. Creo que muchos fans estarían interesados en descubrir
tiempos no mostrados todavía en la saga:
ese pasado y futuro del "hombre de los ojos eclipsados".